¿Y si es mi hijo el que hace bullying?

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El bullying se puede definir como la conducta intencional en la que un niño atemoriza física o emocionalmente a otro, el impacto que causa a corto, mediano y largo plazo en la vida de preescolares ya sea como agresores, víctimas u observadores tiene consecuencias significativas.

En el caso de los niños en etapa preescolar, se conoce que antes de los tres años no han desarrollado el concepto de empatía, por lo que, aunque estas conductas deben ser corregidas, debemos tomar en cuenta que no son conscientes de las consecuencias de su comportamiento.

Es a partir de los cuatro años, cuando el niño ha desarrollado su autoconsciencia y es capaz de valorar las consecuencias de sus actos, es decir, que tiene el grado de madurez que le permite saber cuándo ha actuado mal y de forma premeditada; afortunadamente la mayoría de las veces estos comportamientos se hacen simplemente para conseguir un liderazgo, por lo que si papás o maestros detectamos situaciones de este tipo, podemos corregir con cariño y reenfocar sus energías.

En todo caso, ante cualquier comportamiento de bullying que detectemos en nuestros hijos, es recomendable analizar las causas que pueden haberlo originado. Muchas veces, revisando el pasado encontraremos luces para resolver; aunque las causas son variadas puede ayudar si nos preguntamos: - ¿él mismo ha sido víctima en el colegio, en la familia, en el vecindario? - otras pueden ser derivadas de lo que ve en la televisión, las pantallas o los juegos, incluso de lo que ve en el comportamiento de los adultos.

En todo caso es responsabilidad de nosotros, los padres, que observemos como maneja sus emociones, como tolera la frustración o como llama la atención y en función de esto educarlos en gestionarse a sí mismos, enseñándoles -muchas veces con el ejemplo-   que existen valores esenciales como el respeto y el amor por los demás y que como familia acostumbramos a vivir.

No es válido justificarlos, recordemos que los hijos son un reflejo de nuestro ejemplo, si les enseñamos a comunicarse, a entender que no siempre pueden obtener lo que quieren, a que toda persona es importante y a saber que la mejor forma de solucionar los problemas es conversando, será la mejor alternativa para ellos.

El apoyo del colegio y maestros será importante, ya que puede mediar para que su comportamiento mejore y el niño pueda aprender sobre los sentimientos humanos mediante películas, cuentos o anécdotas que se le faciliten.

No olvides resaltar los aspectos positivos por encima de los negativos que tiene tu hijo y siempre quiérele y demuéstrale que la persona con la que estamos tratando es importante y merece respeto.

Lcda. María Andreé de Trejo | Líder de Formación | APDE La Villa