Mi hijo sufre de bullying ¿Qué puedo hacer?

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La palabra bullying angustia y roba la paz de muchos padres de familia. Las noticias, conocidos y familiares han hecho que este concepto se aplique indiscriminadamente a muchas situaciones, incluso en aquellas que no lo son. Debemos primero tener claro ¿qué es bullying?, bullying es un término inglés que significa intimidar a alguien. En otras palabras, molestar a otra persona, haciéndole daño y causándole miedo de manera frecuente.

Por tanto, no todo es Bullying, y debe diferenciarse del bullying los golpes accidentales en los recreos, las peleas por situaciones puntuales en un partido de futbol, discusiones en los recesos, o la negativa a trabajar con alguien porque no se llevan bien, entre otras situaciones que pueden darse entre estudiantes. La mayoría de las situaciones se resolverían con dialogo, mediación, algunas ameritan sanciones disciplinarias, pero se superan fácilmente. El bullying, por el contrario, es una intimidación constante, sostenida en un lapso de tiempo y repetitiva, intencionada, con el fin de hacer sentir mal o lastimar al otro.

Como padres, en todo caso de agresión debemos buscar la ayuda del centro educativo, denunciar las conductas de forma escrita, para que el centro educativo haga la investigación que corresponda y deduzca responsabilidades de los hechos. En el caso del bullying debemos atender además el área emocional de nuestro hijo, fortaleciendo su autoestima, su confianza y su carácter, evaluar nuestras acciones en cuanto a la formación de su personalidad. Además, solicitar apoyo al centro escolar para que brinde las medidas de protección necesarias, el acompañamiento a los agresores, deducción de responsabilidades y la notificación a los padres de los niños agresores, así como la sensibilización al grupo de compañeros o de los observadores del bullying.

En el caso del bullying, se presentan síntomas como por ejemplo negarse a ir al colegio, un cambio significativo en el rendimiento académico sin justificación, síntomas de depresión y ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolores o enfermedades sin explicación, dificultad para dormir, aislamiento o apatía, entre otros. Estos cambios son fácilmente identificables en niños con condición emocional sana. Por lo que nuestra labor como padres de familia y con el apoyo de Colegios APDE, es fundamental en cuanto a crear entornos sanos para desarrollar una vida emocional estable y enriquecedora para fortalecer el carácter de nuestro hijo.