Mi hijo quiere comer todo el tiempo, ¿debo preocuparme?

Compartir:

En los primeros meses de vida, sabemos que un bebé tiene hambre cuando comienza a llorar. Poco a poco, dejará la lactancia materna y pasará a comer alimentos sólidos. A medida que crece, su cuerpo pedirá más alimentos, momento en el que debemos establecer una rutina, horarios y normas para aprovechar al máximo las comidas. Los padres son quienes establecen los horarios según las necesidades de sus hijos.

Es importante tener en cuenta que un niño en edad escolar debe alimentarse al menos 5 veces al día. Recordemos que el desayuno es una de las comidas más importantes y no debe omitirse, seguido de un refrigerio, almuerzo, otro refrigerio y cena. Esta rutina ayudará a que se habitúe y los alimentos se digieran mejor. Es fundamental observar cuáles son sus alimentos preferidos y cuáles aún no le gustan para encontrar formas diferentes de presentarlos.

No obligar a los niños a comer cuando no tienen hambre es una mala idea. Estamos enseñándoles a ignorar las señales de "estar llenos", lo que puede llevar a problemas como la ansiedad, ya que el niño comerá para satisfacer al adulto y no a su organismo. El momento de la comida debería ser un tiempo para compartir con sus seres queridos y disfrutar de un momento agradable, no un castigo.

Ofrezcámosle opciones nutritivas, como una manzana con limón o un pan tostado con queso, evitando los dulces, comidas grasosas o snacks poco saludables. Mantener un horario establecido para comer permitirá al niño regular su organismo y evitará que coma a cualquier hora o utilice la comida para evitar sus obligaciones en casa. Es importante ser firme en los límites y normas establecidos en casa.

Evitemos frases como "no comas, estás gordo", ya que pueden provocar ansiedad en el niño y convertirse en un círculo vicioso. Podemos cambiarlas por "vamos a jugar" o "qué te parece si comemos menos de esto y más de aquello". La práctica del deporte también puede ayudar a abordar el problema, ya que su cuerpo y mente están concentrados en algo mejor.

Un niño de 4 años puede tener una merienda o almuerzo de 40 minutos para que mastique con cuidado y coma solo. Podemos partir la comida en pedazos para que tome uno por uno, e incluso colocar un reloj con agujas como herramienta para que coma un poco más despacio, sabiendo que tiene tiempo suficiente.

Consultemos con un especialista cuando hayamos agotado todos los recursos y observemos que el niño utiliza la comida como forma de manipular o llamar la atención de los padres. Una alimentación sana y equilibrada es de suma importancia para que un niño crezca sano y fuerte.

Betsy Torres Suárez | Psicopedagoga| APDE La Villa