Mi hijo padece insomnio, ¿Qué puedo hacer?

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Adolescentes + tecnología + redes sociales – límites = No dormir.

Existen múltiples razones por las que los adolescentes pueden tener dificultades para conciliar el sueño. Algunas más complejas que otras, requiriendo asesoramiento con un profesional de la salud: apneas, fobias, ansiedad, depresión, etc. Otras menos complicadas y más comunes, tienen su raíz en la formación de malos hábitos que quizás no solo hemos permitido, sino que incluso pueden estar aprendiendo de nosotros.

Sea cual sea la causa, las dificultades para conciliar el sueño son una alerta a la que debemos prestar mucha atención y en el presente artículo abordaremos algunos de los hábitos más comunes, que pueden estar impidiendo a nuestros hijos tener un adecuado descanso nocturno y que podemos ayudarles a corregir.

-Papá: “Te hemos notado muy cansado, te cuesta poner atención y concentrarte.”

-Mamá: “Además, nos dijeron en el colegio que te estás quedando dormido en clase. Ya no más dormirte tarde.”

-Hijo (mientras sube corriendo a su habitación): “Sí, me voy a la cama, feliz noche.”

-9:45 pm: Hijo ve la hora en su celular, mientras está en la cama y piensa: “no es tan tarde y no tengo tantas ganas de dormir, solo un videíto más para que me dé sueño y ya.”

-12:45 am: “Se me hizo tarde otra vez, y ahora a levantarme a las 6:00 am para ir a estudiar.”

Situaciones como la anterior no se nos hacen extrañas, son cada vez más comunes en un mundo hiper comunicado, donde todos los días, niños y jóvenes, tienen acceso casi irrestricto a múltiples pantallas, que llenan sus vidas de entretenimiento, información, servicios multimedia, música y memes. La tecnología no es el problema: el avance en los medios por los que hoy nos comunicamos y aprendemos, no es solo un riesgo, también es un mundo de oportunidades, que bien orientadas y acompañadas en la niñez y adolescencia, harán adultos bien informados, con criterio bien formado y capaces de aprovechar los recursos a su alcance.

Estudios recientes liderados por la “National Sleep Foundation”, el Observatorio Global del Sueño y la Universidad de California, entre otros, nos ayudan a entender cómo la tecnología puede llegar a tener un impacto nocivo en los hábitos de sueño y el descanso en niños y adolescentes: a mayor cantidad de tiempo delante de las pantallas durante el día -peor aún si es inmediatamente antes de dormir- se consigue un sueño más corto y de menor calidad.

La luz azul que reduce la producción de melatonina y altera el ciclo circadiano, la poca disminución del proceso neuronal, que propicia el descanso, y las constantes notificaciones que interrumpen el sueño, son solo algunas de las causas.

Entonces ¿Qué podemos hacer?

  1. Establecer horarios: como en todo lo que hacemos en el día, también en el uso de la tecnología, es importante tener disciplina. Tiempos determinados para utilizar el teléfono celular o la tableta, horas límite para apagarlos, son algunas estrategias que funcionan para no dejar que dominen nuestro día.
  2. Fijar rutinas: si lo último que se ve antes de dormir y lo primero al despertar, es la pantalla del teléfono, quizás hay que replantearse el uso que le estamos dando. Es recomendable dejar de usar los dispositivos, al menos una hora antes de ir a la cama. Tener “rituales” de descanso, rutinas fijas para antes de acostarse, momentos de relajación o un rato de lectura, siempre serán mejor idea que echar una “última revisada” a las redes sociales.
  3. El ejemplo y las acciones familiares: los chicos hacen lo que los chicos ven, y en esto -como en los demás elementos de su vida- es muy fácil que, sin quererlo, los adultos les estemos dando mal ejemplo. Dormirse o levantarse respondiendo correos, atendiendo notificaciones o consultando noticias, no es la mejor manera de ganar en solvencia para mandarlos a dejar por un lado el teléfono celular. En la familia luchamos todos, dejamos el teléfono fuera de la habitación todos, evitamos usarlo en la mesa todos, así se crea un ambiente de naturalidad, y no se sienten forzados ni obligados a dejar algo que todos los demás tienen permitido.