¿Las tareas aún funcionan?

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El debate sobre la funcionalidad de las tareas está sobre la mesa y es un tema que preocupa tanto a padres de familia como a docentes e instituciones educativas alrededor del mundo. No podemos únicamente dar por sentado que las tareas deberían desaparecer de la agenda diaria de nuestros niños, en una época en la que ser niño (con todo aquello que implica dicha frase: juegos, diversión, aprendizaje, desarrollo integral) es aún más difícil de lo que fue para todos aquellos que crecimos en décadas anteriores.

Podemos enfocar nuestro análisis desde un punto de vista formativo, a partir de la creación de rutinas de trabajo que permitan a los niños alcanzar un amplio desarrollo de sus funciones operacionales basadas en la autonomía, la responsabilidad y los hábitos de trabajo que pueden surgir de la resolución de las tareas escolares bajo una buena administración del tiempo (horarios familiares) y una actitud positiva ante el estudio (iniciativa, confianza propia, ingenio y autoestima).

Las tareas deben cumplir con ciertos criterios claros y responder a una naturaleza pedagógica coherente con lo que los niños aprenden en clase en presencia de sus docentes y lo que están capacitados para realizar solos en casa (incluso en ausencia de sus padres o de un adulto que les pueda orientar), por ello, las tareas deben ser planteadas con base en las necesidades de aprendizaje de los niños, sin que las mismas ocupen todo el tiempo libre que puedan tener durante las tardes.

Una hora de tiempo dedicada por las tardes a las tareas es un ideal que se debe perseguir constantemente en la primaria, pudiendo aumentar según el contenido y exigencias de cada nivel hasta un margen de 2 horas promedio dedicadas a tareas en los niveles de secundaria y bachillerato. Siendo la perseverancia en todo caso, un factor determinante para que dicho tiempo sea aprovechado en función de alimentar el gusto por el trabajo bien hecho.

Es importante recordar que una tarea debe responder a competencias concretas de acuerdo con el contenido, materia, curso y edad de los estudiantes y deben estar enfocadas en la idea de fomentar el desarrollo de hábitos de estudio, repaso y afianzar los conocimientos vistos en clase. Las tareas aún funcionan si responden a la mayoría de estos aspectos y se fortalecen en un clima familiar que promueva el esfuerzo y la dedicación.

Lic. Enrique Gaytán
Licenciatura en Administración Educativa
Máster en Asesoramiento Educativo Familiar
Coordinador de Primaria – APDE El Roble