Corregir a los hijos con amor

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Actualmente muchos padres de familia vivimos rutinas cada vez más complejas que, poco a poco van restando tiempo y energía para nuestros pequeños en casa, también podemos ser menos tolerantes o muy consentidores haciéndonos oscilar entre ser autoritarios y/o permisivos.

Claramente ninguna postura llevándola al extremo dará resultados positivos: la autoridad impuesta, la agresión verbal o física y los castigos muy severos pueden provocar que nuestros hijos acumulen resentimientos que en un futuro perjudicaran sus relaciones interpersonales, volviéndose adolescentes e incluso adultos inseguros, temerosos y posiblemente violentos; en contraparte la complacencia constante formará personas inmaduras, dependientes, ansiosas por resultados inmediatos, poco persistentes e inconstantes en sus relaciones.

Corregir a los hijos con amor, respeto y confianza nos permitirá encontrar el punto de equilibrio para guiarlos en su desarrollo personal. “La disciplina es el segundo mejor regalo que los padres pueden darles a sus hijos, el amor, obviamente, el primero” T.Berry brazelton y Joshua D.Sparrow.
Si un niño hace algo que ya se le había advertido que no hiciera, será mucho más difícil mantener la calma, tomarse unos minutos antes de reaccionar dará la serenidad para poder conversar con él sobre su conducta sin dejar de ser firme, explicándole cuáles son las consecuencias de sus acciones, dará paso a que comprenda que todo lo que hace puede dañar a otras personas.

Elegir el momento adecuado para llamarle la atención es de mucha importancia. Esperar demasiado para corregirlo porque le pegó a su hermano, probablemente no sea la mejor idea ya que no recordará lo que pasó, pero en ocasiones convendrá esperar para no actuar motivados por el enojo.

En la búsqueda de una consecuencia constructiva, darle la oportunidad de explicarse será de mucha ayuda. Preguntar ¿por qué lo hiciste? (con tono amoroso), abrirá el camino para que sea consciente de su comportamiento y aprenderá a reconocer y rectificar sus errores. Prestarle toda la atención será crucial para comprender el contexto bajo el cual se encontraba y dirigirle hacia la reflexión.

Corregir a nuestros hijos con amor siempre será, por mucho, mejor que una descarga de estrés acumulado, que engañosamente nos hará creer que estamos siendo firmes.

En conclusión, un niño será disciplinado mientras se sienta escuchado, amado, respetado, se le reconozcan sus logros y exista coherencia entre las reglas y normas que debe vivirse en casa y con el ejemplo que sus padres deben procurar.

En Colegios APDE el acompañamiento a cada alumno es de suma importancia para su crecimiento personal y, como los mejores aliados de las familias, reforzamos la importancia que tiene papá y mamá en la vida de los hijos como primeros educadores.