¿Cómo hablar de comunismo con nuestros hijos?

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El principio del comunismo es trato igualitario entre todos los ciudadanos, es decir, que todos recibirán el mismo trato. Sin embargo, desde su origen no es posible, ya que se requiere de alguien con su equipo de trabajo para encargarse de la organización, ordenamiento, distribución y cobro de impuestos para que todos reciban precisamente lo mismo.

Te pongo el ejemplo de por qué no es posible esto: si una persona produce 12, otra 8 y otra 4 entre ellos se logró un total de 24, pero para poder distribuir entre los tres lo mismo, se requerirá que alguien lo haga y este no lo hará de gratis, por lo que resulta una cuarta persona involucrada. Y si con lo anterior hay que aplicar el principio de comunidad e igualdad para todos, a cada una de estas personas les tocaría 6 unidades producidas.

Ahora bien, se debe tomar en cuenta lo siguiente: la persona que produjo 12 recibe sólo 6 (6 menos de lo que aportó), la que produjo 8 también recibe 6 (2 menos de lo que aportó), la tercera persona recibe 6 (2 más de lo que aportó) y quien reparte recibe un pago de 6 por sólo repartir igualitariamente, mas no equitativamente.

Ese trato común o aparentemente igualitario, pero no equitativo, provocará descontento al primero y al segundo por haber recibido menos de lo que fueron capaces de producir, y el tercer y cuarto se sentirán contentos por haber recibido más habiendo producido menos. Te imaginas que este malestar provocara este pensar: “Si haciendo poco recibo lo mismo que los demás, pues entonces continuaré haciendo poco” y por la otra parte se puede pensar así “para qué producir más si me darán lo mismo que los que producen poco”.

Pues por lo anterior, podría darse el siguiente fenómeno: quien producía 12 resulta produciendo 6, el de ocho produce también 6 y el de cuatro continúa produciendo 4. La repartición resultaría siendo la siguiente: para quien reparte recibiría 4 y las otras tres personas cada quien recibiría únicamente 4.

Este es un ejemplo en cuanto a la distribución de los bienes materiales producidos. ¿Te imaginas lo que provocaría el pretender educar de ésta manera a toda una ciudadanía? Pues lo más probable es que no estimule el desarrollo, progreso, crecimiento económico y se busque la dependencia de quienes procuran el trabajo bien hecho de dicha sociedad.

Alejandro Cuéllar Cabrera
Coordinador de Comunicación & Admisiones Colegio El Roble