El temperamento es algo con lo que el niño nace, es un factor hereditario. El carácter, por su parte, se va formando a diario con lo que se enseña y los límites que se ponen, los cuales son esenciales para el desarrollo social y emocional de los hijos.
Pero, ¿qué sucede cuando el niño se pone contestón, desafiante o malcriado? ¿Qué se debe hacer? ¿Cómo se debe reaccionar?
Primero, debes controlar tus emociones y no ponerte al mismo nivel. Recuerda que tú tienes el control de la situación. No respondas al enfado con más enfado.
Lo más recomendable es apoyar a los niños con reglas y límites claros, firmes y, sobre todo, constantes.
Los limites les marcan un mapa de ruta a seguir. El poner límites hoy, pero dejarlos hacer lo que quieran mañana, los confunde y podría hacerles pensar que ellos están a cargo.
Otra estrategia es enseñarles a respetar a los demás y sus opiniones, a través de cuentos o historias inventadas. A veces, el niño está perdido y lo único que necesita es una simple orientación
Una buena forma de erradicar las contestaciones desagradables, especialmente si se prolongan durante un tiempo, es elogiar la conducta contraria: celebrar con nuestro hijo cada vez que se comporta de una forma agradable y correcta.
Por último, elige tus batallas. Puedes dejar pasar cosas irrelevantes, pero no tolerar lo intolerable. Recuerda que en Colegios APDE asignamos a un asesor por alumno que lo acompaña integralmente, le da estrategias para afrontar la frustración y desarrolla su inteligencia emocional en cada etapa de desarrollo.