El acompañamiento a los padres de familia en Colegios APDE es parte del apoyo que se les brinda como los primeros educadores que son, por ello en este artículo compartimos algunas consideraciones sobre este tema y cómo manejarlo.
Los berrinches han sido parte habitual del desarrollo, generalmente ocurren entre las edades de 1 a 3 años. Antes de que los niños se puedan expresar por medio de palabras, el llanto es una manera de manifestar sus necesidades, frustraciones o enfados, aún no saben cómo regular y expresar adecuadamente sus emociones.
Algunos niños se molestan, lloran y logran controlar el sentimiento y existen otros que se les dificulta controlar la disconformidad. Es difícil calmar un berrinche, pero se debe tomar en cuenta que en ese momento la mente y cuerpo del pequeño están trabajando para descubrir cómo manejar estas emociones.
Entonces ¿Qué podemos hacer?
- Se deben establecer límites, marcarlos de forma concreta dando órdenes claras y específicas. Tener firmeza, la cual se demuestra por medio de un tono de voz adecuado y con un gesto facial serio, no se está bromeando.
- Decir siempre la verdad, esto crea un vínculo fuerte entre padres e hijos, se sienten valorados y cercanos.
- Hacen berrinche porque demandan la atención del adulto, protestan por algo que se les quitó o quieren o escapar de una situación que nos les gusta, tienen hambre, sueño o es manipulación. Lo más efectivo es no hacerles caso, de esta manera entenderán que no es una actitud correcta para conseguir algo; indicarle que se le prestará atención hasta que se calme.
- Cuando esta actitud se prolonga intentar desviar su atención del motivo de su frustración; llevarlo a un lugar seguro.
- No castigar, el berrinche es fruto de una molestia o frustración. Cuando empiece a ceder el llanto dar un refuerzo positivo.
- La paciencia acompañada del cariño es fundamental para que los padres consigan buenos resultados. Se debe ejercer continuamente y más en estas edades, para que los niños asimilen las normas y límites establecidos. No perder la calma, aunque las cosas no salgan bien a la primera.
Es común que los niños hagan berrinches cuando son pequeños, es parte de la maduración y del desarrollo de su autocontrol, tienden a disminuir cuando desarrollan el lenguaje y pueden expresarse mejor.