Cuando una familia decide tener una mascota se encuentra con una experiencia que enriquece su vida a nivel personal, social y emocional. “Tener una mascota no es una gran decisión son miles de decisiones.” explica Michael Kelly en su libro La Vida es Complicada.
Para disfrutar los beneficios que trae una mascota a la familia se debe primero reconocer la diferencia entre tenerla y estar dispuesto a cuidar. Cualquiera puede tener una mascota como un objeto más en su hogar. Estar dispuesto a cuidarla implica tiempo, disposición y mucho amor. Los padres de familia serán el ejemplo de entrega para sus hijos.
Martín Descalzo en el artículo “Canción de Amor para Canelo” expresa su admiración por la fidelidad de un perro ante su amo que, luego de morir, siguió hasta la tumba añorando su presencia. “Por eso me emociona ese cariño de Canelo, un amor verdaderamente más fuerte que la muerte. Los periódicos han dicho que “es un chucho sin raza ni clase”. Pero yo creo que tiene más raza y más clase que la mayoría de los humanos que yo he conocido.” Aventurarse a tener una mascota es una experiencia que trascenderá en la vida de la familia.
Una mascota permite experimentar mayor seguridad y protección. Su compañía estimula el contacto físico y el sentimiento de estar acompañado. Para los niños esto es de gran importancia. Aprenden que con su mascota pueden ser ellos sin temor a ser juzgados. En casa hay alguien más, aparte de sus papás, que cuida de ellos y que se alegra al verlos llegar. El sentido de valía, primordial para la autoestima y las relaciones sociales, se refuerza al ser reconocido. Para la mascota su dueño es el mundo entero.
Las mascota permiten crear vínculos afectivos significativos. Cuando una familia decide tener una mascota los primero días están llenos de emoción. Al despertar hay alguien que espera ser cuidado y atendido. Hay una conexión especial con otro y una razón para estar con ellos. Las experiencias de asombro y aprendizaje se afianzan al tener una mascota en casa. Los niños descubre, observan, se muestran curiosos ante el comportamiento del animal. Sacar provecho de esto es esencial.
Las mascotas también mejoran la vida social. Al tener un perro mientras se pasea por el parque, por ejemplo, la gente se acercan más fácilmente a platicar. Hay un motivo para conversar. Esto facilita conocer a otros. El rol de los papás en este aspecto es primordial pues son ellos quienes modelan la apertura al platicar con otros y la cercanía y amabilidad en el trato con los demás. El Papa Francisco en la encíclica “Fratelli Tutti” habla acerca de la cultura del encuentro. “como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos.” Una mascota en casa es un buen instrumento para enseñar esta cultura.
Además, tener una mascota aumenta el sentido de la responsabilidad. Crecer con una mascota es una oportunidad para enseñar a los hijos las tareas que implican cuidar a otro. Esto se transforma en pequeñas lecciones de amor y entrega como: darle de comer, limpiar cuando es necesario, bañarlo y brindarle oportunidad de ejercitarse. Establecer encargos en casa favorece la autonomía. Al tener una mascota es importante permitir que los hijos ayuden en su cuidado. Los niños que cuidan a su mascota pueden buscar soluciones a problemas pequeños y sentir así confianza en sus decisiones.
Otro beneficio significativo para la salud que brinda el tener una mascota es la oportunidad de tener una vida activa. Los perros necesitan salir a pasear. Esto se vuelve una oportunidad para alejarse de las pantallas y entrar en contacto con la naturaleza. Al hacerlo diariamente se crea el hábito de caminar, respirar y disfrutar una vida activa.
Marían Rojas Estapé, médico psiquiatra, explica que tener una mascota incrementa los niveles de oxitocina, serotonina y dopamina. Describe la oxitocina como la hormona de la empatía y explica “El ser humano necesita abrazos para reducir el estrés. Una mascota,un paseo contemplando la naturaleza son fuentes efectivas para disminuir el cortisol.”
Aunque la mascota no hable, las personas que tienen una en casa pueden sentirse escuchadas, bien recibidas y amadas. En palabras de Mario Alonso Puig, médico y especialista en el estudio de la inteligencia humana, “De nuestras mascotas deberíamos aprender muchas cosas, como el cariño sin condiciones que están dispuestos a dar. Pero no solo eso, ya que es importante conocer que la relación que tenemos con ellas nos protege el corazón y reduce las posibilidades de padecer una depresión.”
Finalmente, las mascotas se convierten en maestros de vida. Nora Roberts, escritora, expresa “Todo lo que sé lo aprendí de los perros.” Es una frase polarizante que nos ayuda a resumir las lecciones que trae tener una mascota. Junto a ellos se puede aprender cómo ser como amigos, como cuidarnos a nosotros mismo y como ser leales. Martín Descalzo lo describe así “Si los hombres amasen a Dios como los perros adoran a los hombres, Dios sería un amo bien servido.” Los beneficios de tener y cuidar una mascota son grandes. Esta gran decisión que implica miles decisiones pequeñas llenará la casa de oportunidades de aprendizaje.
Gabriela Higueros de Oliva| Maestra de Inglés | APDE Las Charcas