La Santa Misa es el regalo más grande que tenemos en la Tierra. Por esta razón, es importante pensar en maneras diferentes que puedan ayudar a todos en casa a vivirla lo mejor posible:
No te la puedes perder: no hay nada mejor que enseñar con el ejemplo. Planifiquemos nuestro fin de semana en torno a la Santa Misa, de manera que nuestros hijos perciban que nos duele perderla. Si la convertimos en lo más importante de nuestro fin de semana, lo será también para ellos y crecerán con esa costumbre.
Transmitir el entusiasmo y la ilusión: es el mismo Jesús el que nos espera para regalarnos su gracia, su amor, y todo lo que necesitamos para ser felices y hacer felices a los demás. Si llegamos a comprender el privilegio que es recibirlo, podremos enseñar a nuestros hijos ese nivel del Amor.
No importa si lloran: los niños son inquietos y el cansancio o la vergüenza nos pueden hacer pensar que es preferible no llevarlos. Sin embargo el esfuerzo vale la pena, ya que con sólo estar alli reciben la gracia de Dios.
Es conveniente tratar de explicar lo que está pasando en cada momento - o aprenderlo juntos- sobre todo en la Consagración, cuando ese trozo de pan se convierte en el mismo Jesús.
Se vale sentirse aburrido: a todos nos ha pasado que nos distraemos, pero tratemos de no caer en la tentación de dar o usar dispositivos electrónicos, o artículos para entretener, pues esta actitud nos impide aprovechar al máximo la Santa Misa. En cambio, será más útil leer un libro de historias de la Biblia u oraciones para utilizar en esos momentos críticos.
Entenderla en familia: muchas veces puede ser difícil explicar lo que sucede en la Santa Misa. Para superar esta dificultad se pueden aprovechar todos los recursos que tenemos a nuestra disposición, como leer libros, ver películas como “El Gran Milagro”, o consultar con expertos.
Vale la pena: la perseverancia y constancia siempre dan resultados. La Santa Misa tiene un valor incalculable. No dejemos de asistir a ella, ya que es una correspondencia de amor.
Estas son algunos consejos para enseñar el valor de la Santa Misa. El mejor recurso será siempre acudir a la oración y pedir la gracia de entenderla cada día más. De esta manera podremos corresponder al amor de Dios por nosotros y estaremos preparados para explicarla a los demás.
Adriana Ramírez de Ayerdi | APDE Entrevalles | Profesora de Teología de 1° a 4° grado